lunes, 10 de febrero de 2014

Jerusalem

Heme aquí,

Enamorado del Espíritu mas sublime, que renueva mi vida al caminar, por la vereda del Amor incontenible y diligente lo voy a declarar.

¿ Jerusalem ?, ¿ Jerusalem ?, ¿ Como has perdido la fe ?

¿ Como olvidaste tu pacto ?, ¿ Como dormiste ante el bien ?

¿ Como cambiaste las leyes que Dios te dio para obedecer ?

Tus olivos ya no brotan, ya no es dulce tu miel, tus veredas son angostas, tus murallas como de papel.

Has olvidado al Dios tuyo, que te vio desde tu amanecer, en pos de oro y riquezas y de cosas que no te mencionaré.

¿ Donde está la casa de David ?, ¿ Donde su amor y su merced ?, ¿ Donde su santuario o Donde su palabra fiel ?

Tus inciensos no me agradan, tus ungüentos no me alegran también, tus súplicas amargadas, me son como la hiel.

Sábados y lunas nuevas, no las puedo sufrir, de tanta maldad y locura, que mora por allí.

¿ Vendrás a mi morada ?, ¿ Vendrás a mi jardín ?

¿ Aceptarás a mi Hijo, que en la cruz murió por ti ?

¿ El que vive por los siglos de los siglos y que ha de volver a venir ?

Jesucristo es su nombre, lo volveré a repetir, Rey de reyes y Señor de señores, y el único Mesías y Salvador a bendecir.

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