sábado, 31 de diciembre de 2011

El Poder del Perdon

Heme aquí,

Me hallo en esta tesitura, envuelto de un extraño sentimiento que por el cual, contrariado y a la vez extenso, no logro hallar mi locura.

De mis nobles sentimientos solo he podido captar el susurro del lamento que por dentro me ha de ahondar y si bien estoy haciendo, con esto lo debo acallar.

Quiera Dios que esté sirviendo a un motivo del Altar, del amor de sus adentros que en mi ha de brotar. No deseo más lamento para mi ni nadie más, por las alas del tormento de la ira y vanidad. Si con ello me hallo muerto, sea Dios mi potestad, de alcanzar el firmamento por su gracia y majestad, pues ni hombre ni alimento ni deseo ni maldad, de torcer su mandamiento forma alguna no hallará.

Con este prefacio compuesto, mi obra he de comenzar, por designio de los cielos y por amor a la verdad :

Pecador he sido y desgraciado me he de encontrar, por la burla de una farsa que he vivido sin cesar. Culpa mia desde siempre por cegar a la verdad del amor siempre viviente que me ha de rescatar. De esa culpa soy absuelto por amor al Redentor, y ha nacido en el momento un fiel siervo para Dios.

Guíeme pues, por senderos de verdad, ya que toda la mentira otro sitio no hallará que no sea la deriva al fracaso universal.

Hoy llorando he sabido discernir cuanto mal estuve haciendo por no querer oir más que el propio pensamiento. sabe Dios fue no queriendo, por lo menos de intención, líbreme de ese tormento y aclare mi visión.

Otro rumbo hallo en mi vida sin temor a navegar por la gracia más divina que me ha de guiar.

Libre ya mi corazón de pesares y maldad, me encamino a la cordura que no es más que a Dios amar. El, que todo lo ve, lo sabe y lo escudriña sin cesar, hace gala de su gesto con su amor y su piedad, en este humilde esperpento al que ha perdonado sin más. Cuan grande es Jesucristo, mi Señor y mi Verdad, que recibiendo desmedida afrenta El la sabe perdonar.

Buen Maestro he elegido, sin dudarlo el mejor, que por librarnos del pecado, su vida entregó y con ello redimimos nuestra honra hacia Dios. Es, sin duda, Dios viviente, Dios eterno, Dios amor, que a lo largo de los siglos ha esperado resignado, la mirada de este mundo que al diablo se halla atado, no por causa de los cielos, más por causa de ellos mismos, que rechazan la verdad que le es dada del Altísimo.

Soy la tinta de su pluma, soy la pluma de su mano, conmigo haga lo que plazca porque yo le sirvo y le amo.

Dios es amor y está revelado por su único Hijo que al mundo envió a enseñar a sus habitantes el camino del amor. Tal camino es salvación de este mundo perdido que entre lamentos, odios, maldades, calumnias y desolación, no atina a coger el rumbo por colosal obstinación y empeño en su deseo de no mirar a Dios.

Reza el refrán : “Nunca es tarde si la dicha es buena” y con estas palabras de mi alma serena, os conmino a retractar toda maldad agorera si al Cielo quereis optar. Aceptad a Jesucristo, para bien o para mal, y hablará en favor vuestro el día del Juicio Final. Solo El la potestad tiene de eximir al pecador, por mandato de su Padre, por amor y compasión. A los hijos de este mundo que le acepten de corazón, Dios le guarda toda dicha en el cielo con eterna devoción.

Padre, Hijo y Espíritu Santo caiga sobre nosotros. Amén.