Heme aquí,
Me hallo en esta tesitura, envuelto de un extraño sentimiento que por
el cual, contrariado y a la vez extenso, no logro hallar mi locura.
De mis nobles sentimientos solo he podido captar el susurro del
lamento que por dentro me ha de ahondar y si bien estoy haciendo, con
esto lo debo acallar.
Quiera Dios que esté sirviendo a un motivo del Altar, del amor de sus
adentros que en mi ha de brotar. No deseo más lamento para mi ni nadie
más, por las alas del tormento de la ira y vanidad. Si con ello me hallo
muerto, sea Dios mi potestad, de alcanzar el firmamento por su gracia y
majestad, pues ni hombre ni alimento ni deseo ni maldad, de torcer su
mandamiento forma alguna no hallará.
Con este prefacio compuesto, mi obra he de comenzar, por designio de los cielos y por amor a la verdad :
Pecador he sido y desgraciado me he de encontrar, por la burla de una
farsa que he vivido sin cesar. Culpa mia desde siempre por cegar a la
verdad del amor siempre viviente que me ha de rescatar. De esa culpa soy
absuelto por amor al Redentor, y ha nacido en el momento un fiel siervo
para Dios.
Guíeme pues, por senderos de verdad, ya que toda la mentira
otro sitio no hallará que no sea la deriva al fracaso universal.
Hoy llorando he sabido discernir cuanto mal estuve haciendo por no
querer oir más que el propio pensamiento. sabe Dios fue no queriendo,
por lo menos de intención, líbreme de ese tormento y aclare mi visión.
Otro rumbo hallo en mi vida sin temor a navegar por la gracia más divina que me ha de guiar.
Libre ya mi corazón de pesares y maldad, me encamino a la cordura que
no es más que a Dios amar. El, que todo lo ve, lo sabe y lo escudriña
sin cesar, hace gala de su gesto con su amor y su piedad, en este
humilde esperpento al que ha perdonado sin más. Cuan grande es
Jesucristo, mi Señor y mi Verdad, que recibiendo desmedida afrenta El la
sabe perdonar.
Buen Maestro he elegido, sin dudarlo el mejor, que por librarnos del
pecado, su vida entregó y con ello redimimos nuestra honra hacia Dios.
Es, sin duda, Dios viviente, Dios eterno, Dios amor, que a lo largo de
los siglos ha esperado resignado, la mirada de este mundo que al diablo
se halla atado, no por causa de los cielos, más por causa de ellos
mismos, que rechazan la verdad que le es dada del Altísimo.
Soy la tinta de su pluma, soy la pluma de su mano, conmigo haga lo que plazca porque yo le sirvo y le amo.
Dios es amor y está revelado por su único Hijo que al mundo envió a
enseñar a sus habitantes el camino del amor. Tal camino es salvación de
este mundo perdido que entre lamentos, odios, maldades, calumnias y
desolación, no atina a coger el rumbo por colosal obstinación y empeño
en su deseo de no mirar a Dios.
Reza el refrán : “Nunca es tarde si la dicha es buena” y con estas
palabras de mi alma serena, os conmino a retractar toda maldad agorera
si al Cielo quereis optar. Aceptad a Jesucristo, para bien o para mal, y
hablará en favor vuestro el día del Juicio Final. Solo El la potestad
tiene de eximir al pecador, por mandato de su Padre, por amor y
compasión. A los hijos de este mundo que le acepten de corazón, Dios le
guarda toda dicha en el cielo con eterna devoción.
Padre, Hijo y Espíritu Santo caiga sobre nosotros. Amén.
sábado, 31 de diciembre de 2011
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